Es complicado hablar de este tema sin ser un poco polémico pero a la vez hay que ser realista e inevitablemente no hay una segunda oportunidad para dar una buena impresión. Esta afirmación, aunque fundamental en las ventas, se aplica en todos los ámbitos de la vida. La primera impresión que una persona genera en otra impacta, comunica y, en la mayoría de los casos, crea en nuestra mente una idea preconcebida sobre la persona que tenemos delante (idea que en ocasiones es totalmente errónea). Aquí entra en juego la importancia de la imagen física, una de las grandes protagonistas de esta primera impresión.

De hecho, la imagen física (vestimenta, peinado y olor) influye en cualquier tipo de comunicación, pero cuando nos disponemos a comunicar con un objetivo muy claro –cerrar una venta- su importancia es aun más relevante. Nuestra imagen es clave en la opinión que generamos en las personas y ello implica que en el sector de las ventas la imagen física sea una herramienta más para el comercial. De hecho, se trata de la manera en la que el comercial presenta su primer producto: él mismo.

Afirmamos que no se puede establecer un patrón estándar de la imagen física que se debe presentar a la hora de vender ya que eso dependerá de muchos factores: desde el producto que se vende, la empresa que se representa hasta el cliente que se va a ver. Sin embargo, sí que hay que tener claro que todos y cada uno de los detalles de nuestra imagen física forman parte de nuestro marketing personal y como consecuencia la imagen que los clientes asocian a la marca que representamos.

Por lo tanto, es difícil y a la vez poco ético hacer esta afirmación, pero si das una buena impresión al receptor con una buena imagen física habrás abierto la primera puerta a la venta.

De imagen física a imagen personal: la actitud y la comunicación no verbal

No hay que confundir la imagen física con la imagen personal, la primera forma parte de la segunda, pero no lo es todo. La imagen personal se compone tanto de la imagen física (apariencia) como de la actitud y la comunicación no verbal.

Sin embargo, y por suerte, por muy buena presencia que tengamos, hay pequeños detalles que marcarán nuestra visita comercial y pueden determinar el éxito o el fracaso de una venta. Nuestra actitud frente el comprador es una de ellas y es un punto clave a trabajar cuando preparamos una visita comercial.

Igual de importante que la actitud es la comunicación no verbal. Desde una sonrisa demasiado forzada a unos hombros caídos pueden hacer fracasar nuestra venta, ya que estarán comunicando a nuestro interlocutor que algo en esa comunicación no va del todo bien.

No debemos dejar de ser nosotros mismos

En esta combinación de buena imagen física, actitud y comunicación no verbal, es importante no confundir nuestra puesta en escena con la necesidad de engañar a nadie. Nunca debemos dejar de ser nosotros mismos ni forzar en exceso el rol comercial. Vístete adecuado al cliente que vas a ver pero siempre a tu gusto y con lo que te sientas bien, ten una buena actitud pero no pierdas tu personalidad, sé educado y cuidadoso con tus gestos pero sin obsesionarte. En definitiva, debemos sacar lo mejor de nosotros mismos destacando nuestras mejores cualidades y estando tranquilos durante las negociaciones, esto será clave para cerrar más ventas con éxito.

Lo mismo pasa con los productos de una empresa, si el cliente a primer impacto los recibe en una buena presentación las probabilidades de compra aumentarán notablemente. Es por eso que existen herramientas tecnológicas para presentar los productos de una manera adecuada y atractiva que lleven al cliente potencial a la compra. Como por ejemplo urCollection, una app para comerciales de gestión documental que ayuda a las empresas a presentar los productos de forma elegante, pulcra e interesante para que los clientes potenciales tengan una buena imagen de la empresa y procedan a la compra más rápidamente.